El hombre de 38 años había olvidado que compró ese boleto, sin embargo durante una limpieza de rutina lo encontró, y al rascarlo se llevó la enorme sorpresa.
Tanto en México como en diferentes países esta frase es utilizada para pedir algún caramelo o de lo contrario los niños podrían realizar una travesura al dueño de la casa o local al que acuden a pedir su calaverita.
Una curiosa exposición de enormes esculturas de la muerte causó intriga en la ciudadanía el año pasado, pues además de ser de gran tamaño y calidad, están exhibidas en plena vía pública.