El negocio es atendido por la pareja, además de tener a 3 colaboradores más, dos de ellos entienden el lenguaje de señas y logran comunicarse con Alan y Lucy y atienden a todos los clientes tanto oyentes como sordomudos.
Durante cinco años un hombre sintió dolores de cabeza insoportables y poco a poco perdió la capacidad auditiva; la causa de ello fue un pedazo de algodón incrustado en su oído.