Policía de Fronteras evita la comercialización de fármacos ilegales
Hecho se dio en la localidad de Golfito, distrito de Cureña de Sarapiquí, en las cercanías del río San Juan.
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De igual modo transportaba 51 paquetes de alimentos perecederos también introducidos al país al margen de la legislación sanitaria.
Gracias a la intensificación de los operativos en las comunidades limítrofes con Nicaragua, dado el inicio de la temporada de fin de año, oficiales de la Policía de Fronteras evitaron que un nuevo lote de fármacos, contrabandeados en condiciones insalubres, pusieran en riesgo la salud de la población nacional.
Dicho cumplimiento lo llevaron a cabo oficiales de la Policía de Fronteras destacados en Delta Costa Rica, distrito de Llanuras del Gaspar, cantón de Sarapiquí, frontera norte, quienes estaban realizando un control de carreteras en la localidad de Golfito, distrito de Cureña de Sarapiquí, en las cercanías del río San Juan.
Fue así como interceptaron un camión con placas nicaragüenses, el cual se encontraba al día, y que era conducido por un ciudadano también nicaragüense de apellido Acosta, que de igual modo se encontraba legalmente en el país.
Acosta transportaba un paquete que contenía 391 frascos de diferentes tipos de medicamentos, por lo que, al ser consultado sobre dichos fármacos, el extranjero dijo no contar con permisos sanitarios emitidos por el Ministerio de Salud, ni documento alguno que demostrara el debido pago de tributos e ingreso legal al país de tales productos.
De igual modo transportaba 51 paquetes de alimentos perecederos también introducidos al país al margen de la legislación sanitaria.
A fin de evitar posibles daños a la salud, e incluso la muerte de potenciales consumidores, la Policía de Fronteras procedió a la incautación de los citados fármacos, además de los productos perecederos.
Ante la evidente violación a la legislación sanitaria y tributaria, todos los fármacos fueron decomisados y remitidos a la orden de las autoridades del Ministerio de Salud en Puerto Viejo, Sarapiquí, para su correspondiente destrucción.
De esta forma la Policía de Fronteras está evitando posibles daños en la salud de quienes hubieran consumido estos productos, pues al ser trasegados ilegalmente no hay ninguna garantía de que el etiquetado corresponda al contenido, además de las condiciones inadecuadas en las que son transportados, sometidos muchas veces a altas temperaturas y humedad.
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