Innovación cardíaca que cambia vidas en Costa Rica
Previo a la intervención, el paciente reconoció que la nueva tecnología le brindó seguridad y renovó su esperanza, convenciéndolo de que saldría adelante y tendría muchos años más por vivir.
El hospital San Juan de Dios marcó un antes y un después en la historia de la cardiología costarricense al realizar, por primera vez en el país, un procedimiento de alto riesgo asistido por un dispositivo de soporte cardíaco conocido como Impella.
Esta herramienta, considerada una de las tecnologías más avanzadas en asistencia ventricular percutánea, permitió sostener el flujo sanguíneo del corazón mientras los especialistas intervenían arterias severamente obstruidas.
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El logro tomó especial relevancia por las condiciones del paciente: Geovanny González Miranda, de 61 años y vecino de Barva de Heredia, quien sufrió un infarto el 6 de agosto y presentaba una fracción de eyección del 21%.
Ese nivel implicaba que el corazón bombeaba con mucha dificultad, lo que hacía riesgosa cualquier intervención convencional. Por esa razón fue trasladado al San Juan de Dios, donde se determinó que la asistencia del Impella era indispensable para salvarle la vida.
El jefe de Cardiología del hospital, el Dr. Jorge Arauz Chavarría, resaltó la trascendencia de este avance y explicó por qué esta tecnología representa una oportunidad crucial para pacientes complejos. Sus palabras fueron claras: “Sin este dispositivo el paciente no se puede tratar, ya que el riesgo de que haga un paro cardíaco y fallezca es altísimo”.
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El paciente describió la calma y la confianza que le generó este innovador procedimiento incluso antes de entrar a sala. Para él, la posibilidad de ser tratado con esta tecnología representó un alivio y una nueva perspectiva sobre su recuperación. En sus propias palabras: “Esta noticia de que voy a ser intervenido con este tipo de tecnología me llena de seguridad. Uno dice: voy a salir bien y voy para muchos años más”.
La colocación del Impella tomó 45 minutos bajo anestesia local. Durante la intervención también se aplicó la técnica de rotablator para eliminar calcificaciones severas. En esos lapsos, el corazón del paciente llegó a detenerse por algunos segundos, pero el dispositivo mantuvo la perfusión y la estabilidad hemodinámica.
Al completar la cirugía, el dispositivo continuó funcionando durante 24 horas adicionales. Tras ese período, el corazón de González mostró una recuperación notable: su función ventricular aumentó del 21% al 40%.
La presidenta ejecutiva de la CCSS, Mónica Taylor Hernández, destacó la dimensión humana del logro al afirmar: “Es maravilloso, es una oportunidad de mejora en la vida de nuestros pacientes. Trabajamos para ayudar a la gente, para cuidarla y brindarle las herramientas necesarias para que continúen con su vida”.
Estecaso representa un paso firme hacia procedimientos más seguros y tratamientos antes impensables, colocando a Costa Rica entre los pocos países de la región con acceso a esta tecnología que ya está transformando vidas.
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