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Internacional

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer

Dee Dee Blanchard le hizo creer a su hija que padecía alteraciones cromosómicas, distrofia muscular, retraso madurativo y leucemia. Incluso le ocultó su edad y la ató a la cama para que no se escapara

Melissa Hernández Costa Rica /

Dee Dee Blanchard le hizo creer a su hija Gypsy Rose que padecía alteraciones cromosómicas, distrofia muscular, retraso madurativo y leucemia. Incluso le ocultó su edad y la ató a la cama para que no se escapara. La historia retorcida de un crimen por encargo y un caso paradigmático del Síndrome de Münchhausen por poder.

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer
Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer

Gypsy Rose Blanchard nació con la etiqueta de “enferma” pegada en la frente. Porque, aunque no le pasaba nada de nada, desde que llegó al mundo, su madre Dee Dee, insistió con ver en ella a una paciente acorralada por distintas enfermedades. Y se abocó, con abnegación, a atender esa sucesión de desgracias. 

Esta historia, donde la verdadera enferma resultó ser la progenitora, merece ser contada porque para que se descubrieran décadas de abuso y maltrato tuvo que ocurrir un crimen.

Su marido lidiaba con estos deslices y tuvo que ir a buscarla a la comisaría, por hurtos en locales, en varias ocasiones. Muchas veces fue sorprendida, en los lavaderos automáticos, llevándose ropa de otras personas y, a su propio suegro, le birló 4.000 dólares. Emma era un problema, pero Dee Dee se convertiría en uno mucho peor.

Cuando Emma enfermó, su hija menor y quien vivía con ella, se encargó de cuidarla. Murió a los 59 años y lo curioso es que el resto de los familiares sospechó de Dee Dee: dejaron trascender que Emma podría haber muerto por inanición. Habían visto que su hija jamás la higienizaba y le daba muy poco de comer.

Dee Dee siguió su camino y se casó a los 24 años con Rod Blanchard, un chico de 17 que todavía estaba en el secundario. Dee Dee quedó embarazada, pero poco antes del nacimiento de su hija Gypsy Rose el 27 de julio de 1991, Rod salió de escena. 

Se había arrepentido de haberse casado tan joven. Además, reconoció haber detectado en su esposa algunas conductas estrafalarias como, por ejemplo, recurrir a las brujerías.

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer
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Atrapada en una mentira

A finales de 1991, apenas cumplidos los tres meses de vida, Gypsy Rose visitó por primera vez un hospital. Dee Dee dijo a los especialistas que su hija dejaba de respirar cuando dormía. Luego de muchos estudios, idas y vueltas, terminaron por diagnosticarle apneas del sueño. La enviaron a casa con un aparato que la ayudaría a respirar. 

Cuando Gypsy Rose cumplió 7 años, Dee Dee le anunció a sus conocidos que su hija tenía alteraciones cromosómicas y una distrofia muscular que le impediría caminar con normalidad. Consiguió una silla de ruedas y le exigió sentarse en ella.

Gypsy Rose, aun sabiendo que podía caminar, le creyó a su madre y se quedó quieta. Si le dijeron que era una inválida, debía serlo. 

En 2001 el Hospital Universitario de Tulane estudió a Gypsy por su distrofia muscular y los resultados fueron negativos. No tenía nada. A pesar de eso, Dee Dee siguió repitiendo que su hija tenía esa afección. Llegó a confeccionar fichas médicas falsas aduciendo que las originales se habían perdido con las inundaciones de un huracán.

Dee Dee y Gypsy Rose continuaron deambulando de hospital en hospital. Para Dee Dee, llamar la atención de la gente, se convirtió en una adicción. Con insistencia consiguió que otros médicos avalaran más estudios para los síntomas que se multiplicaban en su hija.

Con el tiempo, Gypsy Rose acumuló en su ficha médica una lista interminable de enfermedades y trastornos: asma, epilepsia, problemas auditivos y musculares, discapacidad visual, parálisis del tronco inferior, daños en su sistema digestivo.

Cada vez que salían de su casa para visitar a los especialistas, era una peripecia: Dee Dee empujaba la silla de ruedas donde llevaba también el tanque de oxígeno para el asma.

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer
Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer

La vida de Gypsy Rose se desboronaba poco a poco y sentía que no tendría futuro

Las enfermedades se habían apilado de tal manera que aplastaban el futuro de Gypsy Rose. Su madre descubrió, eso dijo, que también tenía epilepsia y convulsiones. Cada trastorno implicaba más medicamentos. Las montañas de remedios le provocaron algo horrible: que Gypsy Rose perdiera todos sus dientes.

En su estado no podía concurrir al colegio y tuvo que ser educada en casa por su madre. No tenía amigos; no jugaba con nadie; le dolía el cuerpo; sufría de náuseas por el exceso de medicación. Con una vida social nula, Gypsy Rose se la pasaba combatiendo enfermedades inexistentes. Incluso fue sometida a cirugías exploratorias. 

Vivía en una contradicción absoluta: lo que su madre decía que tenía y lo que ella sentía. Estaba muy confundida. El tema de su enfermedad en la sangre, la asustó. Su madre rapó su cabeza y pidió ayuda a distintas organizaciones. Para conseguir esa colaboración, empezó a obligar a Gypsy Rose a fingir cosas que la joven no experimentaba. Atrapada en la red de mentiras de Dee Dee, ya no sabía lo que era tener salud o una madre normal.

Diferentes organizaciones caritativas como la Fundación Make-A-Wish o la Casa Ronald McDonald colaboraron con su causa: viajes a Disney World, regalos, mucha atención, un auto en el que entraba la silla de ruedas, entrevistas y caros tratamientos. Cuando la última semana de agosto de 2005 el huracán Katrina destruyó su casa, la organización "Hábitat" para la Humanidad les construyó una nueva.

Todos conocían a Gypsy Rose, sus dramas de salud y Dee Dee disfrutaba de la atención y de los “beneficios” de la enfermedad.


Rebelión en casa

Pero, inevitablemente para su madre, Gypsy Rose creció. Con 19 años había empezado a darse cuenta de los embustes y de las molestias físicas que le generaban. 

Mientras el país se apiadaba de esa madre abnegada, Gypsy Rose vivía un infierno. Las discusiones entre madre e hija subieron de tono y se volvieron cotidianas. Las ansias de independencia de Gypsy Rose consiguieron que Dee Dee la castigara. Comenzó a golpearla con un perchero y a someterla mediante la privación de comida durante varios días.

En febrero de 2011, Gypsy Rose conoció a un hombre de 35 años en una convención de ciencia ficción. Él la invitó a su habitación de hotel. Enterada Dee Dee de la propuesta, fue ella a verlo enfurecida con un documento donde figuraba que su hija era menor de edad. En realidad, la joven ya tenía 20 años cumplidos.

Cuando volvieron a su casa, Dee Dee despedazó con un martillo la computadora de Gypsy Rose. Y la amenazó: “Si te encuentro haciendo esto otra vez, te voy a romper los dedos con un martillo”.

El Síndrome de Münchhausen por poder es un trastorno mental que se presenta cuando una madre o el cuidador de un chico, exagera y comienza a mentir para hacer creer que el menor padece enfermedades.

Un amigo en la red

Con el tiempo, Gypsy Rose, volvió a tener una computadora y se las ingenió para usar Internet a pesar del control de su madre. Solía hacerlo por las noches mientras Dee Dee dormía. Se conectó a un sitio de citas online para personas cristianas donde, en 2013, conoció a Nicholas “Nick” Godejohn. 

El joven era de Wisconsin, tenía dos años más que ella y trabajaba en una pizzería. Nick no era exactamente lo que Gypsy Rose pensaba, pero ella inmersa en ese mundo materno de ficciones sanitarias creyó haber encontrado a su Príncipe Azul, quien la rescataría de las garras de Dee Dee. A su única amiga, Aleah Woodmansee, le confesó que quería casarse con él y le anunció que ya habían elegido los nombres para sus futuros hijos.

Nick estaba muy interesado en el sexo sadomasoquista y llevó a Gypsy Rose por ese camino virtual. Tenían una vida imaginaria activa en la que solían disfrazarse. Gypsy Rose llegó a posar con un cuchillo en su lengua. Todo ocurría en el mundo online, jamás se habían visto en persona. Conocerse en el mundo real sería el próximo paso. 

Eso sucedió en 2015 y fue muy bien planeado. Gypsy Rose iría con su madre al cine a ver Cenicienta y él se encontraría con ellas de manera “casual”. Gypsy le indicó a Nick que tenía que intentar caerle muy bien a Dee Dee.

Todo salió como lo previsto. Una vez dentro de la sala, durante la proyección de la película, se las arreglaron para encontrarse en el baño y tener relaciones sexuales por primera vez. Al terminar la noche, Gypsy los presentó, pero Nick no le gustó nada a su madre y les prohibió que se siguieran viendo.

En los días previos al crimen, Nick le escribió a su novia: “Cariño, olvidas que soy implacable, y mi odio hacia ella la obligará a morir. Es mi lado malvado haciéndolo. No lo arruinará, porque le gusta asesinar”.

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer
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La trágica muerte de Dee dee

La noche del miércoles 10 de junio de 2015, Gypsy Rose Blanchard dejó sin llave la puerta principal. Apenas su novio ingresó, Gypsy Rose le dio una cinta adhesiva ancha, un par de guantes de látex y un cuchillo de pescado. Él se dirigió a la habitación de Dee Dee.

La mujer de 48 años estaba profundamente dormida. La acuchilló 17 veces en la espalda. La víctima llegó a despertarse y preguntó a los gritos quién era él. Nick le respondió: “Soy tu maldita pesadilla”.

Terminada la faena, fue a buscar a Gypsy Rose que se había escondido en el baño y tapado con fuerza los oídos para no escuchar nada. Tuvieron relaciones en el cuarto de Gypsy. Nick, estando desnudo, le pidió que le limpiara la sangre de uno de sus dedos lastimados. 

Luego, tomaron unos 4.000 dólares que Dee Dee tenía ahorrados y se fueron a un motel en las afueras de la ciudad. Al despertarse, se dirigieron a la estación de ómnibus y tomaron uno con destino a Wisconsin, dónde vivían los padres de Nick.

Paso a paso, Gypsy Rose Blanchard, va dando vuelta la página más oscura de su existencia. Hoy tiene 30 años y se acerca a su libertad condicional: en diciembre de 2023 podrá pedirla. Tendrá una segunda oportunidad. Cómo coloque, esta vez, los ladrillos en la construcción de su nueva vida, será responsabilidad de ella.

Asesina a su madre porque durante 24 años la obligó a utilizar silla de ruedas y fingir cáncer
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