Octubre abre el llamado a cuidar la salud mental
Más de 91 mil incapacidades por estrés revelan el impacto silencioso de la salud mental en Costa Rica.
Costa Rica enfrenta una creciente preocupación en torno a la salud mental, un tema que, aunque durante años estuvo rodeado de silencio, hoy se convierte en una prioridad nacional.
Octubre, mes internacional de la salud mental, llega en medio de cifras que revelan el peso emocional que carga gran parte de la población.
La Organización Panamericana de la Salud define la salud mental como la capacidad de enfrentar el estrés cotidiano, trabajar con eficacia y contribuir al entorno; sin embargo, para miles de costarricenses este equilibrio se ha visto afectado.
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En lo que va del 2024, la Caja Costarricense de Seguro Social ha emitido más de 91 mil incapacidades relacionadas con trastornos del estrés.
Esta cifra no solo representa ausencias laborales, sino historias de agotamiento, angustia y sobrecarga emocional que impactan directamente la vida diaria. Trabajadores, estudiantes y padres de familia enfrentan dificultades para dormir, concentrarse o relacionarse, sin siempre reconocer que se trata de un problema de salud.
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Expertos afirman que la salud mental influye en la manera en que se piensa, se siente y se actúa. Cuando este equilibrio se rompe, aparecen trastornos como la ansiedad, la depresión o el estrés crónico, que no siempre presentan síntomas visibles, pero alteran profundamente la conducta y el bienestar.
La ansiedad puede manifestarse en inquietud constante, respiración acelerada y tensión muscular.
La depresión se expresa con pérdida de interés, tristeza persistente y falta de energía. El estrés prolongado, por su parte, puede desencadenar irritabilidad, insomnio y dolores físicos.
Las causas suelen ser diversas: jornadas laborales extensas, presión económica, conflictos familiares o la falta de descanso.
Incluso actividades rutinarias pueden convertirse en detonantes cuando no se ha desarrollado una adecuada gestión emocional. Por eso, los especialistas insisten en que el cuidado mental no debe limitarse a una consulta médica, sino integrarse a los hábitos diarios.
Es importante mencionar, que los pequeños cambios pueden marcar la diferencia. Realizar actividad física, practicar ejercicios de respiración o dedicar tiempo a una afición son formas sencillas de reducir la tensión.
Dormir lo suficiente y hablar sobre lo que se siente también resultan claves. Buscar ayuda profesional, lejos de ser un signo de debilidad, es un gesto de valentía y autocuidado.
En este mes de reflexión, el llamado es contundente: la salud mental no es un lujo ni un tema secundario. Es un componente esencial para vivir con dignidad. Cuidarla significa reconocer los límites, escuchar al cuerpo y aceptar que pedir apoyo es, muchas veces, el inicio de la recuperación.
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