Vaticano aprueba vacuna contra COVID-19 realizada con tejido de fetos abortados
La información fue declarada por la (CDF), en una nota firmada por el Prefecto, Cardenal Luis Ladaria, y el Papa Francisco.
- 1 / 2
De acuerdo con la información brindada por la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), el Vaticano, junto al Papa Francisco aprobaron que durante la investigación y elaboración de vacunas contra el COVID-19 se hayan utilizado líneas celulares de fetos abortados en la década de 1960.
El Papa Francisco, expresó que en el caso de la actual pandemia "todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces pueden utilizarse con la certeza de que el recurso a esas vacunas no significa una cooperación formal con el aborto del que se derivaron las células de las que se produjeron las vacunas".
Dicha información fue declarado por la (CDF), en una nota firmada por el Prefecto, Cardenal Luis Ladaria, y el Secretario, Arzobispo Giacomo Morandi, explícitamente aprobada por el Papa Francisco.
Por su parte, la (CDF) aclara que no tiene "la intención de juzgar la seguridad y eficacia" de las vacunas actuales contra el Covid-19, lo cual es responsabilidad de los investigadores y las agencias de fármacos.
La entidad se centra en el aspecto moral de la utilización de las desarrolladas con líneas celulares de tejido obtenido de dos fetos que no fueron abortados espontáneamente en el decenio de 1960.
Asimismo, la Congregación aclara que "el uso moralmente lícito de este tipo de vacunas, debido a las condiciones particulares que lo hacen, no puede constituir en sí mismo una legitimación, ni siquiera indirecta, de la práctica del aborto, y presupone la oposición a esta práctica por parte de quienes recurren a ella". Tampoco debe implicar la aprobación moral del uso de líneas celulares de fetos abortados. Incluso, en la nota se hace hincapié a las empresas farmacéuticas y a los organismos gubernamentales de salud que "produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia". Sin embargo, la CDF, recuerda que "la vacunación no es, por regla general, una obligación moral, por lo tanto, debe ser voluntaria", también destaca en el deber de perseguir el bien común. Por otra parte, quienes por razones de conciencia rechazan las vacunas producidas con líneas celulares procedentes de fetos abortados, deben sin embargo "tomar medidas para evitar, por otros medios profilácticos y con un comportamiento adecuado, convertirse en vehículos de transmisión del agente infeccioso". Para evitar cualquier riesgo en la salud de las personas más vulnerables. En conclusión, la entidad define como "un imperativo moral" garantizar que las vacunas eficaces y éticamente aceptables sean accesibles también a los países más pobres y de forma que no resulte costoso, ya que la falta de acceso a las vacunas se convertiría en otro motivo de discriminación e injusticia.
- Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de TELEDIARIO; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.