Los jóvenes de 27 y 29 años fueron golpeados en la espalda por un conjunto de cinco personas con capuchas y túnicas, los cuales se turnaban para golpearlos.
Básicamente, este hallazgo fue gracias a los fondos del museo y también a la contribución de los fondos que se recaudaron de una iniciativa promovida por la Asociación Civita.
Se asegura que la hija se acercó al vidrio del ataúd y se percató que su madre la estaba viendo, pues tenía los ojos abiertos y se encontraba respirando.