Biden se reúne con la familia de Jacob Blake en viaje a Wisconsin
Durante su visita a Kenosha, Wisconsin, una ciudad en el centro del ajuste de cuentas nacional con el racismo sistémico, Biden enfrenta la prueba más difícil hasta el momento de su promesa de ser un presidente sereno.
MILWAUKEE. — El candidato presidencial demócrata Joe Biden comenzó el jueves su visita al estado de Wisconsin reuniéndose con la familia de Jacob Blake, el hombre negro que fue baleado por un policía blanco, provocando días de protestas a veces violentas.
Biden pasó más de una hora en privado con el padre de Blake, Jacob Blake Sr., sus hermanos y uno de sus abogados, B’Ivory LaMarr. La madre de Blake, Julia Jackson y otro abogado, Ben Crump, participaron mediante teleconferencia. Blake permanece hospitalizado después de recibir siete disparos en la espalda mientras las autoridades trataban de arrestarlo.
El viaje, el primero de Biden a Wisconsin durante la campaña de las elecciones generales, tiene como objetivo trazar fuertes contrastes con el presidente Donald Trump. Biden trata de hacer hincapié en el argumento de que él es una figura unificadora, capaz de conducir a la nación a través de un ajuste de cuentas con el racismo sistémico en momentos de la pandemia del coronavirus y sus consecuencias económicas.
Durante su visita a Kenosha, Wisconsin, una ciudad en el centro del ajuste de cuentas nacional con el racismo sistémico, Biden enfrenta la prueba más difícil hasta el momento de su promesa de ser un presidente sereno.
Trump no se reunió con la familia Blake cuando visitó Kenosha a principios de esta semana.
Biden también planeaba reunirse durante el día con líderes empresarios, cívicos y de la policía.
“Se trata de asegurar de que avanzaremos”, dijo Biden a la prensa el miércoles. Dijo que no viaja a Kenosha “para decirles lo que tienen que hacer”, sino para exhortar a la comunidad a “dialogar sobre lo que se tiene que hacer”.
A dos meses de la jornada electoral, el viaje es una oportunidad y un riesgo para Biden. Pone a prueba su promesa de que es capaz de “unificar el país” y hallar consenso incluso donde no salta a la vista. Es un enfoque que contrasta intencionalmente con el de Trump, que busca el conflicto. Esa diferencia se ha vuelto más aguda que nunca en meses de protestas nacionales, en general pacíficas pero que en Kenosha se han vuelto violentas y destructivas.
Biden es un hombre blanco llevado a la candidatura demócrata por votantes negros. Desde la muerte de George Floyd —un hombre negro— a manos de un policía blanco el 25 de mayo en Minneapolis, Biden ha abogado por una amplia reforma del accionar de la policía y ha promovido un diálogo nacional sobre el racismo. Por eso eligió como compañera de fórmula a Kamala Harris, la primera mujer negra que ocupa ese puesto en uno de los partidos tradicionales.
Trump ha respondido con condenas generalizadas a las protestas, la defensa absoluta de la policía y negando que las personas de piel negra o morena enfrentan barreras que no afectan a los blancos, un mensaje dirigido a su base política abrumadoramente blanca.
En Kenosha, el presidente insistió el martes en su consigna de “ley y orden”. Recorrió edificios dañados y analizó con los jefes de la policía la manera de reprimir los disturbios. “Estos no son actos de protesta pacífica sino, en verdad, de terrorismo interno”, opinó Trump.
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